09 febrero 2010

Mil recuerdos


Helena estaba en columpiándose en el parque cerca de la escuela. Aquel lugar la llenaba de recuerdos, pues era el lugar preferido de Bruno, su gran amor. Se balanceaba mientras recordaba la primera vez que llegaron a ese lugar.

Tenían cinco años, Habían escapado de casa por que planeaban recorrer el mundo, no obstante en el trayecto comenzó a llover y debieron aguardar bajo la casa que había en el trampolín del parque, ahí los habían encontrado sus padres dormidos y abrazados. Razón por la cual al día siguiente ambos se encontraban enfermos.

Camino a su casa Sebastián se detiene y mira a la chica de cabellos dorados, sentada en los columpios. Aquella escena donde el viento revoloteaba el cabello de su amor platónico le parecía dulce. Últimamente el siempre la veía en aquel lugar, pensativa, ida de la realidad. Y era eso lo que más le gustaba de ella, poder notar algo que nadie notaba en la escuela. Se sentó en la banca bajo un farol, y la observo largamente, se imagino sentándose en el columpio del lado y preguntándole por que estaba pensativa, o tomándole la mano mientras se iba y hablarle. En eso la noche cayo y las luces del parque encendieron. Helena se levanto el silencio y se marcho ante la mirada de Sebastián.

Al llegar a casa subió a su cuarto inmediatamente, no quería escuchar a su madre. Entro a su habitación, cerro la puerta con llaves, tiro su bolso al suelo, se recostó sobre la cama y lloro. Habían pasado tres meses desde que Bruno termino con ella, pero ha ella aun le dolía. Se levanto y miró por la ventana, ahí estaba el, con sus amigos y otra chica, era la quinta de la semana, la beso apasionadamente enfrente de sus amigos y vio como su mano le acariciaba sus pechos mientras esta se reía junto a su grupo de amigos. Cerró las cortinas, no quería seguir viendo aquella escena. Le dolía demasiado, se tiro sobre la cama y recordó…

Además de ser vecinos estaban en la misma clase y todos los días se iban y volvían juntos a casa. Fue en octavo básico cuando el se declaro. Se dirigían a casa cuando pasan por el parque, estaban conversando de cosas triviales, él se detiene repentinamente, ella al darse cuenta se dirige a el, lo mira a los ojos y él baja la vista,
- ¿Que ocurre?- pregunta Helena, Bruno mantuvo silencio, mientras ella notó que el se ruborizaba - Tienes la cara roja - dice alarmada - ¿Tienes fiebre?
- No... No es eso, es... que... yo... pues...- titubeo bruno, Helena no comprendía por que estaba así, puesto que ellos tenían mucho confianza, repentinamente bruno levanta la vista - Tu me gusta mucho Helena -
Helena queda paralizada, mientras siente como un calor emerge desde su corazón, y su rostro se ruboriza. Ella siempre había sentido lo mismo, pero jamás pensó en decirlo, jamás creyó ser correspondida.
- Tu... tu también... me... gustas mucho – Responde Helena
Bruno se acerca y la abraza colocando su mano en la cintura, ella siente el calor de su mano, aquella calidez recorre todo su cuerpo y afirma su cabeza en el pecho de Bruno, este le acaricia el cabello, luego toma su rostro y lo levanta delicadamente...
- ¿Quieres ser mi polola? –le pregunta, mirándola a los ojos tiernamente
- Si, claro - responde ella con timidez
Bruno se acerca cada vez mas a Helena, sus labios rozan los de ella, sienten la suavidad y el calor del otro, bruno queda inmóvil durante unos segundos, sintiendo la respiración agitada de Helena... luego la besa delicadamente y la abraza más fuerte.

Caminaba hacia su casa, se sentía defraudado de si mismo, no había sido capaz de hablarle, sentía impotencia de no ser tan valiente. Imagino el rostro de aquella chica, mientras su corazón latía fuertemente. Llego a su casa, dejo sus cosas en la cama, tomo aquel lienzo y comenzó a dibujar. Las escenas de la chica en el parque, el como su cabello flotaba con el viento lo inspiraban. Deseaba con toda su alma tenerla ahí.
En pocas horas su obra había terminado. La observó de lejos; Una chica de cabellos dorados, vestida de blanco sentada sobre la superficie de un lago rosa, a su entorno estrellas formadas por lágrimas y flores de cerezo adornando el cielo. En una de sus manos sostenía un corazón rodeado de pequeñas luces, mientras la otra mano alcanzaba una lagrima.

Mientras recordaba una lágrima recorría su rostro y se esparcía por la almohada. Se seco los ojos, fue al baño y lavo su cara, al secarse se vio en el espejo. Todos la consideraban una chica linda y popular, era campeona de voleibol y tenia excelentes calificaciones. Pero para ella no era suficiente, no para conseguir reconquistar a Bruno y volverlo al mundo que les perteneció. Bajo la escala y se dirigió al comedor. Ahí estaba su familia. Se sentó en silencio mientras su familia la observaba.
- Hija debes tratar de olvidar ese muchacho – le dijo su padre mientas se servía el postre
- (Otra vez con eso) – pensó Helena
- Has pasado mas de tres meses y ya no hay remedio - continua - el se fue por un mal camino y si lo sigues solo llegaras a perderte tanto como el, se que lo quieres, y que fueron buenos amigos. Hasta nosotros pensamos que podrían quedarse juntos, pero el ya eligió, y no fue a ti… -
- ¡¡BASTA!! – Grita Helena temblando – Tú no entiendes lo que siento, yo lo amo, jamás podré olvidarlo y are lo que sea por hacerlo entender que esta mal, para que vuelva a mi lado – se levanta y se va corriendo a su cuarto, cierra la puerta con llave y se deja caer al suelo.

Era día lunes, estaban en tercero medio y el profesor había llegado tarde, estaba con un nuevo alumno. Explico a la clase que se llamaba Sergio, que venia de Iquique y que su padre era marino, por lo que les había tocado traslado. Sergio se sentó al lado de Helena y desde entonces se habían hecho los tres amigos. El tiempo que pasaban juntos era grandioso. Salían, estudiaban, cocinaban, veían películas, y más.
Las cosas cambiaron luego de cinco meses. Sergio comenzó a juntarse con otros chicos que vivían cerca de él, luego llevaba a Bruno con el, alejándose ambos cada vez mas de Helena, a las pocas semanas ambos habían cambiado todo su comportamiento incluso sus pensamientos, se vestían de forma extravagante y Sergio estaba con una chica distinta cada día.

Helena se levanto del suelo, abrió su bolso con pesar y saco sus cuadernos, los dejo en el escritorio. En seguida saco su estuche y comenzó a estudiar. Debía conservar sus notas. Eran cerca de las diez de la noche cuando cerró su cuaderno y encendió el televisor. Recorrió todos los canales y se detuvo al ver “dulce noviembre”, ahí Sara había conseguido cambiar a Nelson, ¿por que entonces ella no podría hacer cambiar a Bruno?

Helena iba a su casa sola, como lo había hecho el último tiempo, Bruno y Sergio la habían olvidado. Estaba con la vista al suelo pensando en hacer galletas con su madre, así podría dárselas a Bruno como regalo de cumpleaños, debían ser de vainilla, como a el le gustaba, y con forma de estrellas. Estaba a una cuadra de su casa, así que saco las llaves y levanto la vista. Ahí estaban Sergio y Bruno, ambos con chicas, Sergio le hablaba mientras bruno besaba apasionadamente a la chica. Helena se dirigió a ellos llena de ira.
- ¿Que rayos estas haciendo? – Pregunta helena confundida
- Celebrando su cumpleaños como un hombre – responde Sergio
- ¡No te pregunte a ti! – Alega Helena, se dirige a bruno y le dice – Merezco una explicación, eres mi pololo – Exige Helena
- Entonces terminemos, por que no me interesa darte explicaciones – dice Bruno desinteresadamente, Helena queda helada con esas palabras, Bruno toma la mano de la chica y se la lleva a su casa, y los siguen Sergio con la otra.

Estaban en el recreo, Helena no quería estar con sus amigas, así que se dirigió sola al patio, e eso Bruno se le acerca.
- Hace mucho que no me hablas – le dice Bruno coquetamente
- Pensé que ya no te interesaba hablar con una persona tan clásica como yo – responde Helena
- Yo aun te quiero – dice Bruno, con mirada, el corazón de Helena da un vuelco, puesto que no esperaba esa frase.
- ¿Es enserio? – pregunta Helena emocionada
- Pues claro, hemos sido amigos desde la infancia – responde Bruno – tengo hermosos recuerdos contigo, y se que cometí un error, espero un día me perdones –
- Claro que te perdono – le dice helena llena de ilusiones – Para mi siempre serás “mi gran amor” –
- ¿te parece si nos vamos juntos a casa? - consulta Bruno
- Claro, estaría muy feliz - responde Helena Alegremente
A lo lejos Sebastian los mira lleno de preocupación, no conocía mucho a bruno, pero tenia idea de que clase de persona era, y no confiaba en él. Más aun por los cometarios que habían en la escuela.
Las clases terminaron, Bruno y Helena se dirigieron a su casa. Ambos recordaron los buenos momentos que vivieron juntos, rieron bastante, hasta llegar.
- ¿Por que no pasas a mi casa? – Propone Bruno – hace tiempo que no vienes, así podríamos conversar más, y podremos comer pizza, ¿Qué opinas?
Helena acepta y entran a la casa. Conversaron mientras preparaban la pizza, comieron llenos de alegría y luego fueron a ver televisión al living. Sentados en el suelo.
- Cuanto te extrañe - le dice Bruno y la besa
- También yo – responde helena, mientras lo abraza
Los besos de Bruno fueron aumentando y la pasión también, prontamente comenzaron las caricias...

Aquel recuerdo era el mas valioso para ella: Celebraban los dos años y medio de pololeo, estaban en la casa de Bruno viendo “Dulce noviembre”, la película había terminado y estaban comentado el final, inesperadamente Bruno la besa apasionadamente, Helena lo abraza con fuerza y se recuestan sobre el piso, la intensidad de los besos era cada vez mayor, entonces el le acaricia el pecho, ella no se resistió, a cambio las caricias continuaron, hasta que ella dulcemente le desabrocho la camisa. Se miraron a los ojos, llenos de amor y deseo, ambos estaban ruborizados, continuaron besándose mientras el le quitaba la blusa y la falda y ella le acariciaba el pecho. La pasión desenfrenada abrió paso a un amor único y especial, era hora de la entrega.
Ambos estaban abrazados, desnudos, tapados con una frazada sobre el suelo. El la miraba con dulzura mientras le acariciaba el cabello, mientras ella dibujaba con su dedo un corazón en el pecho de su amado.
- Nunca olvides este momento – dice el – esto, es amor, esto es algo que solo nosotros podemos darnos –
- Tú tampoco lo olvides – dice ella – es nuestro juramento de amor
Él asiente

Ella estaba contenta, eso significaba una reconciliación, ahora se daba cuenta que el siempre la había amado, lo acaricio y lo beso, se entrego igual que la primera vez. Llena de felicidad, llena de sentimientos.
Ambos estaban desnudos, tapados con la frazada, ella le acariciaba el pecho, mientras el miraba el techo. De pronto el se evanta y comienza a vestirse.
- Estuvo rico – dice Bruno – ¿Quieres? – le pegunta mientra le enseña un cigarro -
- ¿Que rayos es eso? – pregunta perpleja Helena
- Marihuana – responde Bruno con naturalidad - Es súper buena, mira pruébala -
- Quita esa cosa de mi vista - exige helena asustada
- ¡Vamos nena!, mira en unas horas viene Sergio con unos amigos y amigas y lo vamos a pasar súper ¿Por que no nos acompañas? – Propone Bruno, en eso suena el timbre - ves, ya llego – dice mientras se dirige a la puerta
Helena se viste rápidamente y observa como Bruno saluda a todas las chicas con besos en la boca. Todos entras, colocan música fuerte, algunos bailan desinhibidamente mientras otros se drogan. Helena observa perturbada el como entre todos se besan y acarician morbosamente, asustada toma sus cosas y se va a casa. Sube a su cuarto sin decir palabra. No puede creer lo que vio, debió ser una pesadilla, pensó para sus adentros y deseo con todo su corazón despertar de ese mal sueño.

Las clases habían comenzado, la profesora de Biología quería hacer un experimento de las células epiteliales, así que formo las parejas donde Helena le toco trabajar junto con Sebastian. La profesora dio las instrucciones y comenzaron el trabajo. Helena continuaba abatida por lo ocurrido el día anterior pero dio lo mejor de si. Ambos hicieron un excelente equipo consiguiendo la mejor nota de la clase y una felicitación de la profesora frente al curso.
Las clases continuaron y el profesor de historia pidió un informe sobre el funcionamiento de la democracia en Grecia, debían hacerlo en pareja. Encontrando Sebastian la escusa perfecta para acercarse a Helena
- ¿Por que no hacemos el informe juntos? – Pregunto Sebastian – Así conseguiremos nuevamente la mejor nota – Se escuso sonriendo
Helena acepto y quedaron en ir a casa de ella después de clases.

Era la segunda vez que un hombre entraba a su cuarto. Se dispusieron a trabajar y la madre de Helena les llevo un bocadillo. Estaban leyendo y organizando información cuando siente música estrepitosa desde casa de Bruno. Helena se acerca a la ventana y Sebastián la sigue. Bruno estaba afuera con otra chica
- No sabia que vivías tan cerca de bruno – dice Sebastian
Solo escuchar el nombre de Bruno hizo que Helena rompiera a llorar, Sebastián asustado la abraza, y le acaricia el cabello en silencio, así pasan alrededor de quince minutos.
- perdón – dice Helena mas calmada – se supone que haríamos el trabajo y yo estoy atrasando todo.
- ¡No te preocupes! tu eres mas importante que ese trabajo – Justifica Sebastián
Helena lo mira con ternura, jamás había tomado en cuenta al chico que tenia frente a el, ahora le parecía tan confiable, tan sincero, tan… buena persona.
- ¿Que te tiene así? - le pregunta Sebastian mirándola a los ojos – ¿Que te hizo Bruno? -
- Nada, son solo tonteras mías – responde Helena bajando la vista, Sebastian la abraza
- No te creo, confía en mi – le dice Sebastián mientras la aleja para mirarla a los ojos - Quiero ser tu amigo –
Helena ahogada le cuenta toda la historia. Sebastian entre preocupado, molesto y celoso aconseja a helena. Pasando así toda la tarde.

- Perdón por lo de ayer – le dice Helena aun triste – Por mi culpa perdimos el tiempo -
- Yo encuentro que no lo perdimos, mas bien fue bastante provechoso – Afirma Sebastian
Helena sonrío y Sebastián le respondió. Había comenzado una nueva amistad. Todos los días Sebastian dejaba a Helena a su casa. Otras veces iban a buscar a Romina a la escuela, pasando por el parque para que jugara mientras ellos conversaban.
Al poco tiempo Sebastián era un poyo importante para Helena. Ya no sufría por Bruno, pese a que aun lo amara.
Sin embargo esa amistad había aumentado el sentimiento que tenia Sebastian sobre Helena. Le encantaba estar con ella, poder ayudarla y sobretodo darse cuenta que ya no sufría por Bruno. Pero a medida que las semanas pasaban se dio cuenta que eso ya no le era suficiente para ser feliz, puesto que cada día deseaba más intensamente permanecer a su lado, ser su pareja.

Era la primera vez que salían juntos, habían quedado en ver “Twilight” puesto que ambos habían leído el libro y les parecía interesante ver la película, para luego comentarla y compararla. Helena cada día descubría que ambos vivían un mundo similar, sin embargo ambos aprendían del otro, y eso la llenaba de satisfacción. Luego de ver la película fueron a comer, ahí todo era motivo de risas, jamás lo había pasado tan bien, no desde que estuvo con Bruno.
El día paso rápidamente para ambos, como de costumbre Sebastián fue a dejar a Helena a su casa. Helena se despidió y al darse la vuelta Sebastián tomo su mano.
- Helena, yo… yo… qui-quiero… de-decirte que… - tartamudea Sebastián, Helena lo mira con curiosidad – yo… te amo – dice finalmente, helena queda perturbada, sin saber que decir, Sebastian continua - Yo siempre te he amado –
El silencio los invade por minutos, una pared de hielo se forma entre ambos, Sebastián encontrándose nervioso y notablemente incomodo. Helena por su parte totalmente confundida
- Lo siento, yo aun amo a Bruno – musita Helena, con clara muestra de incomodidad. En su interior ella prefería amar a la persona que tenia al frente, pues tenia claro que el la merecía mas, pero no podía cambiar sus sentimientos, y tampoco deseaba mentirle.
- Lo se, pero quería decírtelo por… – expresa Sebastián
- Me tengo que ir, adiós – interrumpe Helena, da vuelta y sin mirar a Sebastián cierra la puerta. Por su parte Sebastián baja la vista, para que nadie notase las lágrimas que resbala por su rostro.

- Te has hecho buen amigo de ese perno – dice Bruno
- No es algo que te incumba – alega Helena, pero una parte de su corazón late mas fuerte, deseaba que bruno se pusiera celoso.
- Esta bien, y cuando vamos a repetir lo del otro día, estuvo genial ¿No? – dice Bruno
Aquellas palabras resonaban en la cabeza de Helena, junto con las imágenes de aquella vez, se sintió estúpida por lo pensado segundos antes, pues aquella repugnante frase de Bruno la hizo entrar en razón. Fue entonces cuando lo descubrió, ya no amaba a Bruno, no al que tenía al frente, solo amaba al recuerdo que tenia de el. Pues quien veía en ese momento le daba más bien asco y lastima.
- Jamás - respondió decidida, antes su descubrimiento, tomo sus cosas y se fue a su casa, en parte aliviada.
Se encerró en su habitación, ahí pensó, pensó y pensó…Las ideas confundían su mente, entonces lo recordó, tomo las llave de la casa y se dirigió a la casa de Sebastian, deseaba hablar con el, aun no tenia claro que sentía, pero tenia claro que el era su amigo.
Llega frente a la casa, con una alegría inexplicable, entra al jardín y desde ahí escucha unos gritos, vidrios que se rompen y llanto. En eso escucha la voz de Sebastián “me tienen harto con sus peleas, no se dan cuenta del daño que nos hacen“, las palabras resuenan en su cabeza, en eso sale el junto con Romina quien llorando se aferra al brazo de su hermano, y este visiblemente enojado. Se queda paralizado al ver a Helena.

La madre de Helena le sirve un café al Sebastián, mientras Helena le da un vaso de jugo a Romina.
- Lamento que hallas visto eso – dice Sebastian afligido
- Somos amigos – le dice helena – Quiero poder ayudarte también, y para eso necesito saber de ti, incluso las cosas malas –
- Gracias – murmura Sebastián – Hace semanas las cosas van mal en casa – comienza a relatar - mi madre alega por todo, mi padre no la soporta, llega tarde del trabajo y forman mas problemas. Todo es motivo para discutir, y ya no les importa si lo hacen frente a nosotros – Helena lo observa sintiéndose mal, todo ese tiempo había sido egoísta, hablando solo de ella, mientras el estaba sufriendo – Estoy seguro de que mi padre tiene una amante, y también estoy seguro de que mi madre lo sabe – Sebastián mira a Romina – se que no puedo impedir que se separen, mas aun cuando se han perdido el respeto de esa forma –
- ¿De esa forma? – pregunta Helena sin entender
- Mi padre golpeo a mi mama – continua Sebastian mientras su voz se le corta – Y mi madre le respondió, Romina vio todo y es lo que mas rabia me da, lo único que deseo es que terminen pronto con esto y podamos estar tranquilos, ya sea que ellos estén juntos o separados –
Helena se levanto, Sebastián la mira, y ella lo abraza
- Te juro que estaré en esto contigo amigo – Le dice helena – Te juro que te apoyare en esto y en todo - Sebastian la abraza con fuerza, y comienza a sollozar
- Pueden quedarse aquí esta noche – dice la madre de helena, después de un momento de observar aquella escena – Mañana iremos a conversar con tus padre –
- No se preocupe – dice Sebastián, secándose las lagrimas – noso…
- Claro que me preocupo – interrumpe la madre de helena, no puedo dejar que una niña tan pequeña vea peleas como esas – se escusa - así que esta noche son nuestros invitados, ¿cierto Helena? – la mira buscando apoyo
- Claro – afirma helena llena de felicidad – así que aprovechemos el tiempo y veamos una linda película, y comamos cositas ricas para alegrarnos un poco –
Toma de la mano a Sebastián y lo lleva a la cocina para que la ayude a cocinar.

Helena cumplió su promesa de apoyarlo siempre, al día siguiente fueron a la casa de Sebastián mientras Romina estaba en clases. Ahí los padres tomaron definitivamente la decisión del divorcio, la cual finalizo luego de tres meses. Romina debía quedarse con su madre e ir los fines de semana con su padre, Sebastián tomo como deber tener el mismo horario para poder acompañar a su hermana.
Un mes después las cosas estaban mas tranquilas, Romina y Sebastian estaban acostumbrados a su nuevo modo de vida. Así que ambos decidieron invitar a Helena al zoológico en forma de agradecimiento, allí sacaron fotos y comieron al aire libre. Luego de comer Romina quiso jugar con los niños, dejando a Sebastián solo con Helena.
- Te quería decir gracias por todo – le dice Sebastian, mientras toma sus manos
- No te preocupes, somos amigos – señala helena – Los mejores -
Sebastian baja la vista, ahora el la amaba mas. Helena capta la expresión de Sebastián y se sonroja, en todo ese tiempo ella se había dado cuenta que sus sentimientos habían cambiado, que ya no lo quería solo como amigo, pero creyó que el se había olvidado, pero ahora lo veía frente a ella, nervioso, con la misma mirada de aquel día que se confeso. Ella se acerco a él y lo abrazo.

Estaban sentados en una banca en el patio de la escuela, riéndose de las cosas que habían hecho el día anterior en el zoológico, cuando alguien se les acerca:
- Hola Helena – dice Bruno mirando a Helena - Así que tienes pololo nuevo – continua dirigiendo su mirada a Sebastian - ¿Le has contado las clases de cosas que hicimos? – Helena se ruboriza con una mezcla de vergüenza e ira - ¿Le ha dicho lo bien que lo pasamos juntos? – Sebastian lo mira con una expresión clara de odio - ¿Qué le parece a la parejita si hacemos un trío en la cama? – lentamente la ira se va apoderando de Sebastian - Pues dudo que esto sea mejor que yo ¿cierto? Dudo que lo pases con el tan bien como conmigo, así que yo le enseñare – dice Bruno haciendo una expresión morbosa con su rostro - ¿No te parece mi amor? – toma la mano de Helena, esta se resiste… en cosa de segundos Sebastian se levanta y golpea a Bruno, este cae al suelo con la nariz sangrando.
Un grupo se forma a su alrededor.
- ¡jamás la vuelvas a tocar! – le grita Sebastian, descontrolado – Jamás vuelvas a decirle esas cosas ¡O te la veras conmigo!
En eso llegan los inspectores, Helena toma del brazo a Sebastián rogándole que no continúe. Bruno lo mira con odio, y busca respaldo en los inspectores para que castiguen a Sebastian, quien al conocerlos se inclinan a favor de este, por lo que a Bruno no le queda mas opción que marcharse con sus amigos a la enfermería. Mientras tanto Helena y Sebastian quedan solos.
Ante los ojos asustados de Helena, Sebastián la abraza acariciándole el cabello, ella levanta la vista, llorando…
- ¿estas bien? – pregunta Sebastian
- Si - responde helena – Solo me asuste –
- Maldito – protesta Sebastián – Se merecía…
- No – dice Helena, Sebastián baja la vista abatido, pensaba que helena se había olvidado de bruno, pero aquellas palabras demostraban lo contrario – no importa – continua helena – no vale la pena, yo solo… – Sebastian levanta la vista dirigiéndose a aquellos ojos, que se veían mas brillantes – yo solo… quiero estar contigo – el corazón de Sebastian late mas rápido, no quería ilusionarse, pero era inevitable con aquellas palabras – Yo te amo – Helena siente la calidez de los labios de Sebastian, lo abraza. Sintiendo una calidez en su interior.

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