17 julio 2011

Cambios

Jalo de mi mano y me beso, no quise oponerme, aun sabiendo que aquello no era amor. Me deje llevar para que una leve fantasía se apoderara de aquel momento y que esa misma fantasía decidiera mi futuro.
No coopere ni le devolví el beso, creo que el se decepcionó de aquello, lo intento otra vez y permanecí inmóvil, con los ojos cerrados. Noto ciertamente mi incomodidad, sujeto mi mano y me invito a que camináramos. No tocamos el tema, simplemente hablamos de muchas cosas.

Volví a mi casa indiferente, había sido algo “emocionante” después e tantos años sola, pero de algún modo no llamaba mayormente mi atención. Simplemente fue algo que paso.

Arregle mi bolso, guarde mis cosas y partí, el bus salía en un media hora.
A mi lado se sentó un hombre, relativamente joven, lo mas seguro que de mi edad. Me observaba con cara de “excitado”, me oficio bebida y comida, me negué amablemente, y me hice la dormida.
Eran 7 horas de viaje, no pude dormir, pero cuando note que el hombre a mi lado dormía, comencé a leer. No entendía por que aquel beso no me había producido algo, un mínimo sentimiento especial. El era un hombre guapo.
Incluso el hombre a mi lado era bastante apuesto, pero pese a tener conciencia de aquello, no me producía nada.
Antes había estado con chicos, varios, he tenido sexo y hecho el amor. Pero ahora, pese a las fantasías eróticas que mas de alguna ve me han llevado a masturbarme. No tengo interés en el sexo. De algún modo eso me incomodaba.
El hombre a mi lado noto que estaba despierta, me tomo la mano, lo ignore, me beso y comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos. Me mantuve en silencio. Quizás fuese interesante, o al menos excitante la experiencia. Pero la emoción duro un par de minutos. Pese a que en mi mente imaginaba muchas escenas eróticas no conseguí excitarme. Corrí su mano y me levante al baño. Me moje la cara, y abrí la ventana.

Después de casi una hora decidí salir, el hombre ya dormía. Ordene mis cosas, por que no quedaba tanto de viaje…

Al bajarme del bus me recibió una mujer, de aspecto sencillo pero bastante sería. Se presento con el nombre de magdalena. Ella me llevaría a la oficina para hablar con mi cliente. Subimos a su vehiculo, mientras me daba las instrucciones correspondientes. La observe en silencio, no se veía muy femenina, sin embargo sus rasgos eran suaves y a la vez firmes.
Sentí un deseoso impulso por tocar su mano y sentir la calidez, pero era algo absurdo. Mire por la ventana para distraerme.

La conversación con mi cliente fue tediosa y extremadamente agotadora. Salí fastidiada de la oficina. Magdalena me ofreció un café en la sala, mientras llegaba un taxi por mí.
Pareció sorprendida cuando le explique que era la primera ve que estaba en La Serena, me ofreció ser mi guía y acepte dichosa.

Me paso a buscar a eso de las 22 horas. Recorrimos varios lugares, nos sacamos fotos y terminamos en una disco, bailamos con chicos toda la noche, y como yo estaba ebria, mas que ella por cierto, se decidió a llevarme a su apartamento.

Jamás creí que dormir en la misma cama me daría tantas respuestas. Nos besamos y acariciamos. Con ella me sentí completamente excitada. Había algo en todo eso que un hombre no me podía dar, llegamos a un orgasmo múltiple juntas. ¿Como podía ser?, estaba aun mas perdida.

Al día siguiente actuábamos como si apenas nos conociéramos, apenas quedamos solas le pregunte si podíamos volver a juntarnos, ella respondió: “solo disfruto la primera noche, así que olvídalo”
No me sentí decepcionada en lo absoluto, regrese a casa y me conecte a Internet, y comenzó mi búsqueda por una lesbiana. Quizás algún día encuentre a la mujer ideal para mí.

09 febrero 2010

Mil recuerdos


Helena estaba en columpiándose en el parque cerca de la escuela. Aquel lugar la llenaba de recuerdos, pues era el lugar preferido de Bruno, su gran amor. Se balanceaba mientras recordaba la primera vez que llegaron a ese lugar.

Tenían cinco años, Habían escapado de casa por que planeaban recorrer el mundo, no obstante en el trayecto comenzó a llover y debieron aguardar bajo la casa que había en el trampolín del parque, ahí los habían encontrado sus padres dormidos y abrazados. Razón por la cual al día siguiente ambos se encontraban enfermos.

Camino a su casa Sebastián se detiene y mira a la chica de cabellos dorados, sentada en los columpios. Aquella escena donde el viento revoloteaba el cabello de su amor platónico le parecía dulce. Últimamente el siempre la veía en aquel lugar, pensativa, ida de la realidad. Y era eso lo que más le gustaba de ella, poder notar algo que nadie notaba en la escuela. Se sentó en la banca bajo un farol, y la observo largamente, se imagino sentándose en el columpio del lado y preguntándole por que estaba pensativa, o tomándole la mano mientras se iba y hablarle. En eso la noche cayo y las luces del parque encendieron. Helena se levanto el silencio y se marcho ante la mirada de Sebastián.

Al llegar a casa subió a su cuarto inmediatamente, no quería escuchar a su madre. Entro a su habitación, cerro la puerta con llaves, tiro su bolso al suelo, se recostó sobre la cama y lloro. Habían pasado tres meses desde que Bruno termino con ella, pero ha ella aun le dolía. Se levanto y miró por la ventana, ahí estaba el, con sus amigos y otra chica, era la quinta de la semana, la beso apasionadamente enfrente de sus amigos y vio como su mano le acariciaba sus pechos mientras esta se reía junto a su grupo de amigos. Cerró las cortinas, no quería seguir viendo aquella escena. Le dolía demasiado, se tiro sobre la cama y recordó…

Además de ser vecinos estaban en la misma clase y todos los días se iban y volvían juntos a casa. Fue en octavo básico cuando el se declaro. Se dirigían a casa cuando pasan por el parque, estaban conversando de cosas triviales, él se detiene repentinamente, ella al darse cuenta se dirige a el, lo mira a los ojos y él baja la vista,
- ¿Que ocurre?- pregunta Helena, Bruno mantuvo silencio, mientras ella notó que el se ruborizaba - Tienes la cara roja - dice alarmada - ¿Tienes fiebre?
- No... No es eso, es... que... yo... pues...- titubeo bruno, Helena no comprendía por que estaba así, puesto que ellos tenían mucho confianza, repentinamente bruno levanta la vista - Tu me gusta mucho Helena -
Helena queda paralizada, mientras siente como un calor emerge desde su corazón, y su rostro se ruboriza. Ella siempre había sentido lo mismo, pero jamás pensó en decirlo, jamás creyó ser correspondida.
- Tu... tu también... me... gustas mucho – Responde Helena
Bruno se acerca y la abraza colocando su mano en la cintura, ella siente el calor de su mano, aquella calidez recorre todo su cuerpo y afirma su cabeza en el pecho de Bruno, este le acaricia el cabello, luego toma su rostro y lo levanta delicadamente...
- ¿Quieres ser mi polola? –le pregunta, mirándola a los ojos tiernamente
- Si, claro - responde ella con timidez
Bruno se acerca cada vez mas a Helena, sus labios rozan los de ella, sienten la suavidad y el calor del otro, bruno queda inmóvil durante unos segundos, sintiendo la respiración agitada de Helena... luego la besa delicadamente y la abraza más fuerte.

Caminaba hacia su casa, se sentía defraudado de si mismo, no había sido capaz de hablarle, sentía impotencia de no ser tan valiente. Imagino el rostro de aquella chica, mientras su corazón latía fuertemente. Llego a su casa, dejo sus cosas en la cama, tomo aquel lienzo y comenzó a dibujar. Las escenas de la chica en el parque, el como su cabello flotaba con el viento lo inspiraban. Deseaba con toda su alma tenerla ahí.
En pocas horas su obra había terminado. La observó de lejos; Una chica de cabellos dorados, vestida de blanco sentada sobre la superficie de un lago rosa, a su entorno estrellas formadas por lágrimas y flores de cerezo adornando el cielo. En una de sus manos sostenía un corazón rodeado de pequeñas luces, mientras la otra mano alcanzaba una lagrima.

Mientras recordaba una lágrima recorría su rostro y se esparcía por la almohada. Se seco los ojos, fue al baño y lavo su cara, al secarse se vio en el espejo. Todos la consideraban una chica linda y popular, era campeona de voleibol y tenia excelentes calificaciones. Pero para ella no era suficiente, no para conseguir reconquistar a Bruno y volverlo al mundo que les perteneció. Bajo la escala y se dirigió al comedor. Ahí estaba su familia. Se sentó en silencio mientras su familia la observaba.
- Hija debes tratar de olvidar ese muchacho – le dijo su padre mientas se servía el postre
- (Otra vez con eso) – pensó Helena
- Has pasado mas de tres meses y ya no hay remedio - continua - el se fue por un mal camino y si lo sigues solo llegaras a perderte tanto como el, se que lo quieres, y que fueron buenos amigos. Hasta nosotros pensamos que podrían quedarse juntos, pero el ya eligió, y no fue a ti… -
- ¡¡BASTA!! – Grita Helena temblando – Tú no entiendes lo que siento, yo lo amo, jamás podré olvidarlo y are lo que sea por hacerlo entender que esta mal, para que vuelva a mi lado – se levanta y se va corriendo a su cuarto, cierra la puerta con llave y se deja caer al suelo.

Era día lunes, estaban en tercero medio y el profesor había llegado tarde, estaba con un nuevo alumno. Explico a la clase que se llamaba Sergio, que venia de Iquique y que su padre era marino, por lo que les había tocado traslado. Sergio se sentó al lado de Helena y desde entonces se habían hecho los tres amigos. El tiempo que pasaban juntos era grandioso. Salían, estudiaban, cocinaban, veían películas, y más.
Las cosas cambiaron luego de cinco meses. Sergio comenzó a juntarse con otros chicos que vivían cerca de él, luego llevaba a Bruno con el, alejándose ambos cada vez mas de Helena, a las pocas semanas ambos habían cambiado todo su comportamiento incluso sus pensamientos, se vestían de forma extravagante y Sergio estaba con una chica distinta cada día.

Helena se levanto del suelo, abrió su bolso con pesar y saco sus cuadernos, los dejo en el escritorio. En seguida saco su estuche y comenzó a estudiar. Debía conservar sus notas. Eran cerca de las diez de la noche cuando cerró su cuaderno y encendió el televisor. Recorrió todos los canales y se detuvo al ver “dulce noviembre”, ahí Sara había conseguido cambiar a Nelson, ¿por que entonces ella no podría hacer cambiar a Bruno?

Helena iba a su casa sola, como lo había hecho el último tiempo, Bruno y Sergio la habían olvidado. Estaba con la vista al suelo pensando en hacer galletas con su madre, así podría dárselas a Bruno como regalo de cumpleaños, debían ser de vainilla, como a el le gustaba, y con forma de estrellas. Estaba a una cuadra de su casa, así que saco las llaves y levanto la vista. Ahí estaban Sergio y Bruno, ambos con chicas, Sergio le hablaba mientras bruno besaba apasionadamente a la chica. Helena se dirigió a ellos llena de ira.
- ¿Que rayos estas haciendo? – Pregunta helena confundida
- Celebrando su cumpleaños como un hombre – responde Sergio
- ¡No te pregunte a ti! – Alega Helena, se dirige a bruno y le dice – Merezco una explicación, eres mi pololo – Exige Helena
- Entonces terminemos, por que no me interesa darte explicaciones – dice Bruno desinteresadamente, Helena queda helada con esas palabras, Bruno toma la mano de la chica y se la lleva a su casa, y los siguen Sergio con la otra.

Estaban en el recreo, Helena no quería estar con sus amigas, así que se dirigió sola al patio, e eso Bruno se le acerca.
- Hace mucho que no me hablas – le dice Bruno coquetamente
- Pensé que ya no te interesaba hablar con una persona tan clásica como yo – responde Helena
- Yo aun te quiero – dice Bruno, con mirada, el corazón de Helena da un vuelco, puesto que no esperaba esa frase.
- ¿Es enserio? – pregunta Helena emocionada
- Pues claro, hemos sido amigos desde la infancia – responde Bruno – tengo hermosos recuerdos contigo, y se que cometí un error, espero un día me perdones –
- Claro que te perdono – le dice helena llena de ilusiones – Para mi siempre serás “mi gran amor” –
- ¿te parece si nos vamos juntos a casa? - consulta Bruno
- Claro, estaría muy feliz - responde Helena Alegremente
A lo lejos Sebastian los mira lleno de preocupación, no conocía mucho a bruno, pero tenia idea de que clase de persona era, y no confiaba en él. Más aun por los cometarios que habían en la escuela.
Las clases terminaron, Bruno y Helena se dirigieron a su casa. Ambos recordaron los buenos momentos que vivieron juntos, rieron bastante, hasta llegar.
- ¿Por que no pasas a mi casa? – Propone Bruno – hace tiempo que no vienes, así podríamos conversar más, y podremos comer pizza, ¿Qué opinas?
Helena acepta y entran a la casa. Conversaron mientras preparaban la pizza, comieron llenos de alegría y luego fueron a ver televisión al living. Sentados en el suelo.
- Cuanto te extrañe - le dice Bruno y la besa
- También yo – responde helena, mientras lo abraza
Los besos de Bruno fueron aumentando y la pasión también, prontamente comenzaron las caricias...

Aquel recuerdo era el mas valioso para ella: Celebraban los dos años y medio de pololeo, estaban en la casa de Bruno viendo “Dulce noviembre”, la película había terminado y estaban comentado el final, inesperadamente Bruno la besa apasionadamente, Helena lo abraza con fuerza y se recuestan sobre el piso, la intensidad de los besos era cada vez mayor, entonces el le acaricia el pecho, ella no se resistió, a cambio las caricias continuaron, hasta que ella dulcemente le desabrocho la camisa. Se miraron a los ojos, llenos de amor y deseo, ambos estaban ruborizados, continuaron besándose mientras el le quitaba la blusa y la falda y ella le acariciaba el pecho. La pasión desenfrenada abrió paso a un amor único y especial, era hora de la entrega.
Ambos estaban abrazados, desnudos, tapados con una frazada sobre el suelo. El la miraba con dulzura mientras le acariciaba el cabello, mientras ella dibujaba con su dedo un corazón en el pecho de su amado.
- Nunca olvides este momento – dice el – esto, es amor, esto es algo que solo nosotros podemos darnos –
- Tú tampoco lo olvides – dice ella – es nuestro juramento de amor
Él asiente

Ella estaba contenta, eso significaba una reconciliación, ahora se daba cuenta que el siempre la había amado, lo acaricio y lo beso, se entrego igual que la primera vez. Llena de felicidad, llena de sentimientos.
Ambos estaban desnudos, tapados con la frazada, ella le acariciaba el pecho, mientras el miraba el techo. De pronto el se evanta y comienza a vestirse.
- Estuvo rico – dice Bruno – ¿Quieres? – le pegunta mientra le enseña un cigarro -
- ¿Que rayos es eso? – pregunta perpleja Helena
- Marihuana – responde Bruno con naturalidad - Es súper buena, mira pruébala -
- Quita esa cosa de mi vista - exige helena asustada
- ¡Vamos nena!, mira en unas horas viene Sergio con unos amigos y amigas y lo vamos a pasar súper ¿Por que no nos acompañas? – Propone Bruno, en eso suena el timbre - ves, ya llego – dice mientras se dirige a la puerta
Helena se viste rápidamente y observa como Bruno saluda a todas las chicas con besos en la boca. Todos entras, colocan música fuerte, algunos bailan desinhibidamente mientras otros se drogan. Helena observa perturbada el como entre todos se besan y acarician morbosamente, asustada toma sus cosas y se va a casa. Sube a su cuarto sin decir palabra. No puede creer lo que vio, debió ser una pesadilla, pensó para sus adentros y deseo con todo su corazón despertar de ese mal sueño.

Las clases habían comenzado, la profesora de Biología quería hacer un experimento de las células epiteliales, así que formo las parejas donde Helena le toco trabajar junto con Sebastian. La profesora dio las instrucciones y comenzaron el trabajo. Helena continuaba abatida por lo ocurrido el día anterior pero dio lo mejor de si. Ambos hicieron un excelente equipo consiguiendo la mejor nota de la clase y una felicitación de la profesora frente al curso.
Las clases continuaron y el profesor de historia pidió un informe sobre el funcionamiento de la democracia en Grecia, debían hacerlo en pareja. Encontrando Sebastian la escusa perfecta para acercarse a Helena
- ¿Por que no hacemos el informe juntos? – Pregunto Sebastian – Así conseguiremos nuevamente la mejor nota – Se escuso sonriendo
Helena acepto y quedaron en ir a casa de ella después de clases.

Era la segunda vez que un hombre entraba a su cuarto. Se dispusieron a trabajar y la madre de Helena les llevo un bocadillo. Estaban leyendo y organizando información cuando siente música estrepitosa desde casa de Bruno. Helena se acerca a la ventana y Sebastián la sigue. Bruno estaba afuera con otra chica
- No sabia que vivías tan cerca de bruno – dice Sebastian
Solo escuchar el nombre de Bruno hizo que Helena rompiera a llorar, Sebastián asustado la abraza, y le acaricia el cabello en silencio, así pasan alrededor de quince minutos.
- perdón – dice Helena mas calmada – se supone que haríamos el trabajo y yo estoy atrasando todo.
- ¡No te preocupes! tu eres mas importante que ese trabajo – Justifica Sebastián
Helena lo mira con ternura, jamás había tomado en cuenta al chico que tenia frente a el, ahora le parecía tan confiable, tan sincero, tan… buena persona.
- ¿Que te tiene así? - le pregunta Sebastian mirándola a los ojos – ¿Que te hizo Bruno? -
- Nada, son solo tonteras mías – responde Helena bajando la vista, Sebastian la abraza
- No te creo, confía en mi – le dice Sebastián mientras la aleja para mirarla a los ojos - Quiero ser tu amigo –
Helena ahogada le cuenta toda la historia. Sebastian entre preocupado, molesto y celoso aconseja a helena. Pasando así toda la tarde.

- Perdón por lo de ayer – le dice Helena aun triste – Por mi culpa perdimos el tiempo -
- Yo encuentro que no lo perdimos, mas bien fue bastante provechoso – Afirma Sebastian
Helena sonrío y Sebastián le respondió. Había comenzado una nueva amistad. Todos los días Sebastian dejaba a Helena a su casa. Otras veces iban a buscar a Romina a la escuela, pasando por el parque para que jugara mientras ellos conversaban.
Al poco tiempo Sebastián era un poyo importante para Helena. Ya no sufría por Bruno, pese a que aun lo amara.
Sin embargo esa amistad había aumentado el sentimiento que tenia Sebastian sobre Helena. Le encantaba estar con ella, poder ayudarla y sobretodo darse cuenta que ya no sufría por Bruno. Pero a medida que las semanas pasaban se dio cuenta que eso ya no le era suficiente para ser feliz, puesto que cada día deseaba más intensamente permanecer a su lado, ser su pareja.

Era la primera vez que salían juntos, habían quedado en ver “Twilight” puesto que ambos habían leído el libro y les parecía interesante ver la película, para luego comentarla y compararla. Helena cada día descubría que ambos vivían un mundo similar, sin embargo ambos aprendían del otro, y eso la llenaba de satisfacción. Luego de ver la película fueron a comer, ahí todo era motivo de risas, jamás lo había pasado tan bien, no desde que estuvo con Bruno.
El día paso rápidamente para ambos, como de costumbre Sebastián fue a dejar a Helena a su casa. Helena se despidió y al darse la vuelta Sebastián tomo su mano.
- Helena, yo… yo… qui-quiero… de-decirte que… - tartamudea Sebastián, Helena lo mira con curiosidad – yo… te amo – dice finalmente, helena queda perturbada, sin saber que decir, Sebastian continua - Yo siempre te he amado –
El silencio los invade por minutos, una pared de hielo se forma entre ambos, Sebastián encontrándose nervioso y notablemente incomodo. Helena por su parte totalmente confundida
- Lo siento, yo aun amo a Bruno – musita Helena, con clara muestra de incomodidad. En su interior ella prefería amar a la persona que tenia al frente, pues tenia claro que el la merecía mas, pero no podía cambiar sus sentimientos, y tampoco deseaba mentirle.
- Lo se, pero quería decírtelo por… – expresa Sebastián
- Me tengo que ir, adiós – interrumpe Helena, da vuelta y sin mirar a Sebastián cierra la puerta. Por su parte Sebastián baja la vista, para que nadie notase las lágrimas que resbala por su rostro.

- Te has hecho buen amigo de ese perno – dice Bruno
- No es algo que te incumba – alega Helena, pero una parte de su corazón late mas fuerte, deseaba que bruno se pusiera celoso.
- Esta bien, y cuando vamos a repetir lo del otro día, estuvo genial ¿No? – dice Bruno
Aquellas palabras resonaban en la cabeza de Helena, junto con las imágenes de aquella vez, se sintió estúpida por lo pensado segundos antes, pues aquella repugnante frase de Bruno la hizo entrar en razón. Fue entonces cuando lo descubrió, ya no amaba a Bruno, no al que tenía al frente, solo amaba al recuerdo que tenia de el. Pues quien veía en ese momento le daba más bien asco y lastima.
- Jamás - respondió decidida, antes su descubrimiento, tomo sus cosas y se fue a su casa, en parte aliviada.
Se encerró en su habitación, ahí pensó, pensó y pensó…Las ideas confundían su mente, entonces lo recordó, tomo las llave de la casa y se dirigió a la casa de Sebastian, deseaba hablar con el, aun no tenia claro que sentía, pero tenia claro que el era su amigo.
Llega frente a la casa, con una alegría inexplicable, entra al jardín y desde ahí escucha unos gritos, vidrios que se rompen y llanto. En eso escucha la voz de Sebastián “me tienen harto con sus peleas, no se dan cuenta del daño que nos hacen“, las palabras resuenan en su cabeza, en eso sale el junto con Romina quien llorando se aferra al brazo de su hermano, y este visiblemente enojado. Se queda paralizado al ver a Helena.

La madre de Helena le sirve un café al Sebastián, mientras Helena le da un vaso de jugo a Romina.
- Lamento que hallas visto eso – dice Sebastian afligido
- Somos amigos – le dice helena – Quiero poder ayudarte también, y para eso necesito saber de ti, incluso las cosas malas –
- Gracias – murmura Sebastián – Hace semanas las cosas van mal en casa – comienza a relatar - mi madre alega por todo, mi padre no la soporta, llega tarde del trabajo y forman mas problemas. Todo es motivo para discutir, y ya no les importa si lo hacen frente a nosotros – Helena lo observa sintiéndose mal, todo ese tiempo había sido egoísta, hablando solo de ella, mientras el estaba sufriendo – Estoy seguro de que mi padre tiene una amante, y también estoy seguro de que mi madre lo sabe – Sebastián mira a Romina – se que no puedo impedir que se separen, mas aun cuando se han perdido el respeto de esa forma –
- ¿De esa forma? – pregunta Helena sin entender
- Mi padre golpeo a mi mama – continua Sebastian mientras su voz se le corta – Y mi madre le respondió, Romina vio todo y es lo que mas rabia me da, lo único que deseo es que terminen pronto con esto y podamos estar tranquilos, ya sea que ellos estén juntos o separados –
Helena se levanto, Sebastián la mira, y ella lo abraza
- Te juro que estaré en esto contigo amigo – Le dice helena – Te juro que te apoyare en esto y en todo - Sebastian la abraza con fuerza, y comienza a sollozar
- Pueden quedarse aquí esta noche – dice la madre de helena, después de un momento de observar aquella escena – Mañana iremos a conversar con tus padre –
- No se preocupe – dice Sebastián, secándose las lagrimas – noso…
- Claro que me preocupo – interrumpe la madre de helena, no puedo dejar que una niña tan pequeña vea peleas como esas – se escusa - así que esta noche son nuestros invitados, ¿cierto Helena? – la mira buscando apoyo
- Claro – afirma helena llena de felicidad – así que aprovechemos el tiempo y veamos una linda película, y comamos cositas ricas para alegrarnos un poco –
Toma de la mano a Sebastián y lo lleva a la cocina para que la ayude a cocinar.

Helena cumplió su promesa de apoyarlo siempre, al día siguiente fueron a la casa de Sebastián mientras Romina estaba en clases. Ahí los padres tomaron definitivamente la decisión del divorcio, la cual finalizo luego de tres meses. Romina debía quedarse con su madre e ir los fines de semana con su padre, Sebastián tomo como deber tener el mismo horario para poder acompañar a su hermana.
Un mes después las cosas estaban mas tranquilas, Romina y Sebastian estaban acostumbrados a su nuevo modo de vida. Así que ambos decidieron invitar a Helena al zoológico en forma de agradecimiento, allí sacaron fotos y comieron al aire libre. Luego de comer Romina quiso jugar con los niños, dejando a Sebastián solo con Helena.
- Te quería decir gracias por todo – le dice Sebastian, mientras toma sus manos
- No te preocupes, somos amigos – señala helena – Los mejores -
Sebastian baja la vista, ahora el la amaba mas. Helena capta la expresión de Sebastián y se sonroja, en todo ese tiempo ella se había dado cuenta que sus sentimientos habían cambiado, que ya no lo quería solo como amigo, pero creyó que el se había olvidado, pero ahora lo veía frente a ella, nervioso, con la misma mirada de aquel día que se confeso. Ella se acerco a él y lo abrazo.

Estaban sentados en una banca en el patio de la escuela, riéndose de las cosas que habían hecho el día anterior en el zoológico, cuando alguien se les acerca:
- Hola Helena – dice Bruno mirando a Helena - Así que tienes pololo nuevo – continua dirigiendo su mirada a Sebastian - ¿Le has contado las clases de cosas que hicimos? – Helena se ruboriza con una mezcla de vergüenza e ira - ¿Le ha dicho lo bien que lo pasamos juntos? – Sebastian lo mira con una expresión clara de odio - ¿Qué le parece a la parejita si hacemos un trío en la cama? – lentamente la ira se va apoderando de Sebastian - Pues dudo que esto sea mejor que yo ¿cierto? Dudo que lo pases con el tan bien como conmigo, así que yo le enseñare – dice Bruno haciendo una expresión morbosa con su rostro - ¿No te parece mi amor? – toma la mano de Helena, esta se resiste… en cosa de segundos Sebastian se levanta y golpea a Bruno, este cae al suelo con la nariz sangrando.
Un grupo se forma a su alrededor.
- ¡jamás la vuelvas a tocar! – le grita Sebastian, descontrolado – Jamás vuelvas a decirle esas cosas ¡O te la veras conmigo!
En eso llegan los inspectores, Helena toma del brazo a Sebastián rogándole que no continúe. Bruno lo mira con odio, y busca respaldo en los inspectores para que castiguen a Sebastian, quien al conocerlos se inclinan a favor de este, por lo que a Bruno no le queda mas opción que marcharse con sus amigos a la enfermería. Mientras tanto Helena y Sebastian quedan solos.
Ante los ojos asustados de Helena, Sebastián la abraza acariciándole el cabello, ella levanta la vista, llorando…
- ¿estas bien? – pregunta Sebastian
- Si - responde helena – Solo me asuste –
- Maldito – protesta Sebastián – Se merecía…
- No – dice Helena, Sebastián baja la vista abatido, pensaba que helena se había olvidado de bruno, pero aquellas palabras demostraban lo contrario – no importa – continua helena – no vale la pena, yo solo… – Sebastian levanta la vista dirigiéndose a aquellos ojos, que se veían mas brillantes – yo solo… quiero estar contigo – el corazón de Sebastian late mas rápido, no quería ilusionarse, pero era inevitable con aquellas palabras – Yo te amo – Helena siente la calidez de los labios de Sebastian, lo abraza. Sintiendo una calidez en su interior.

30 enero 2010

Afecto

Caminaba en silencio a la facultad, en cuarenta minutos le tocaba dar el certamen final de Calculo III. Le preocupaba el examen, pero más le preocupaba lo que ocurría en su hogar, sin embargo eso al profesor no lo importaba, ellos simplemente daban las clases y realizaban los certámenes. Sabía que solo un justificativo medico o un certificado de defunción podría salvarlo de aquel calvario. Pero ese no era el caso y realmente esperaba que no fuera. La oscuridad lo comenzó a rodear, eran alrededor de las siete de la noche, y una lluvia aguda había comenzado a caer. Corrió a refugiarse en el edificio administrativo. Debía seguir su camino, si no llegaría tarde, se arreglo y siguió caminando. Tal vez el profesor había visto las noticias y lo dejara libre hasta que todo se solucionara. No, el trabajaba todo el día, era difícil que las viera. Y aun si las veía, parecía ser una persona fría, así que no lo entendería.
Mientras más se acercaba a la facultad mas pensaba, entonces recordó… ¡Sus compañeros!, le harían muchas preguntas y los que no lo mirarían con cara de “pobrecito” o “debe estar sufriendo”, se fastidio de solo pensarlo, pero siguió su camino, debía seguirlo. Se pregunto ¿Qué estaría haciendo su madre? ¿Y su padre?, ellos le habían dicho que harían lo mejor posible y que se preocupara solo del examen, ya que era muy importante para el, para su futuro. Pero sabia que también podía ayudar. El debía ayudar. ¿Por qué rayos estaba ahí? Pensó en dar la vuelta “es solo un examen” se dijo a si mismo, no es tan importante. Quizás los padres lo enviaron por que no representaba una ayuda, si no más bien una molestia, no obstante el la conocía mas que sus padres, ¿serviría eso?
Camino, camino, sin darse cuenta estaba frente al edificio. La lluvia no había cedido. Respiro hondo y entro, sabia lo que le esperaba. En la entrada no había nadie, las luces de los pasillos del fondo estaban apagadas, y daba una imagen lúgubre. Subió la escalera principal y ahí estaban todos sus compañeros. No paso si 15 segundos cuando estaba rodeado. Entre las preguntas que alcanzo a escuchar fueron ¿Cómo estas? ¿Han sabido algo? ¿Cómo fue? ¿Tienen alguna pista? En cada pregunta que hacían lo apagaban más, más imágenes deban vueltas en su cabeza y le impedían decir cualquier cosa. Su mejor amigo Javier les reclamo y les exigió que lo dejaran solo. Lo tomo del brazo y lo llevo a sentarse en un banco. Ahí no pudo mas, abrazo a su amigo con miedo, angustia y desesperación. Este respondió, sin decir una palabra. Simplemente lo abrazo.
- Fue mi culpa, si la hubiese acompañado a jugar, en vez de preocuparme de un estúpido certamen – dice Alejandro entre lágrimas
- Calma amigo - responde Javier - Tú no sabias que eso po… -
- Claro que no sabia, jamás lo imagine, pero no supe priorizar, mi hermanita es mas importante – interrumpe Alejandro
- Pero Ale, tu solo hacías lo que cualquier estudiante en época de evaluaciones hubiese hecho, tranquilo, pronto la encontraran, te lo aseguro – explica Javier
- Pero ya son dos días que lleva desaparecida – rebate Alejandro – Dos días, quizás ella…-
- ¡No lo digas! – le grita Javier, todos dirigieron la vista a los amigos ante aquella expresión, pero a el no le importo – Francisca esta bien – continuo - y pronto volverá a tu casa, ya veras como entonces todo será como antes –
- Tienes razón – dijo afirmo Alejandro – estoy siendo demasiado grave –
En eso la puerta del salón se abre. Y sus compañeros se aglomeran para entrar.
- ¿Estas seguro de quieres hacer el certamen? – le pregunta Javier
- No realmente, pero ya estoy aquí – responde Alejandro
Ambos se levantaron e ingresaron al salón. Tomaron sus respectivos puestos. El profesor adelante les da las instrucciones y comienza a repartir las pruebas. En eso se percata de la presencia de Alejandro, este se incomoda con la expresión de sorpresa que luego se torna de lastima manifestada por el profesor, por lo que baja el rostro.
Una vez comenzado el examen el silencio rodea la sala. Solo se escuchan los pasos sutiles del profesor recorriendo la sala. Alejandro mira la hoja, ve los símbolos pero esta demasiado perturbado para entenderlo, hace unos garabatos en la hoja, que, al darse cuenta que no tienen sentido, decide borrarlos. Mientras borra, su mente comienza a recorrer lo que ha vivido en estos días.

Estaba en su casa estudiando para dicho certamen, era el último del semestre y el más importante, así que necesitaba que le fuera bien. Por lo que había permanecido durante al menos cuatro horas estudiando. En eso Francisca su hermana menor de seis años había entrado al cuarto. Con aquella dulce y alegre sonrisa.
- Al, vamos a jugar al parque con Bambi – le dice
- Lo siento Fran, tengo que estudiar, pero te prometo que ya el jueves haremos lo que tu quieras – responde Alejandro
- Pero Al, no quiero que estés tanto encerrado – dice con lagrimas en los ojos Francisca
El se levanta y la toma en brazos, le hace cosquillas y la sienta en el sillón
- Lo siento Fran, de verdad debo estudiar, pero a cambio te traeré un regalo, ¿bueno? – explica Alejandro
- Esta bien Al, te quiero – acepta Francisca
Jamás imagino que esa seria la ultima vez que la viera. No, no seria la última vez, la encontraría y todo seria igual que antes, como dijo Javier.
Había pasado alrededor de dos horas, desde que Francisca había entrado a ver a Alejandro. En eso entra su madre.
- Hijo, has visto a Francis? – Pregunto la madre - no la he visto hace rato y no esta en su cuarto -
- Que raro, entro hace mucho rato a mi cuarto, quizás este jugando en el patio con Bambi – indica Alejandro, sin darle mayor importancia y continuando con sus estudios.
La madre mientras tanto se dirigió al patio. No habían pasado ni diez minutos cuando regresa.
- No esta – señala – Ayúdame a buscarla, tú sabes lo traviesa que es -
Alejandro se levanta de su escritorio, a Francisca le gustaba jugar a las escondidas, sobretodo cuando no la tomaban en cuenta, recorrieron toda la casa, pero no la encontraron, la volvieron a recorrer, esta vez preocupados, la buscaron en los mas recónditos sitios, sin resultado alguno. Recorrieron los alrededores, Alejandro sabia que si estaba jugando, ya se habría mostrado, entonces notaron que su perrita no estaba. Le preguntaron a vecinos, y nadie sabia al respecto, muchos ayudaron a la búsqueda. Luego de dos horas dieron la notificación a la policía, la búsqueda se intensifico, pero no hubo resultado.


Casualmente Alejandro había mojado las hojas con lágrimas, y al pasarle las gomas habían formado un agujero. En ese momento noto la presencia de su profesor al lado, quien preocupado le cambio las hojas sin decir palabra. Alejandro volvió a escribir sus datos, No sabia cuanto tiempo había trascurrido, ni menos cuanto quedaba. Intento concentrarse, pero le era difícil. La imagen de su hermanita se repetía en cada momento. Sentía que esto era una perdida de tiempo. Si, ¡lo era!, estaba decidido a entregar el examen en blanco, pues no era capaz de responder. Se levanto, tomo su bolso y fue al asiento del profesor, dejo las hojas en la mesa, se quedo ahí un par de segundos, y al darse la vuelta estaba el profesor…
- Te espero cuando termine todo esto, para que repitas el examen – le dijo
Su corazón dio un vuelco, mientras una lagrima recorrió su rostro, jamás imagino eso, ese apoyo, siempre miro a los profesores como seres fríos que solo hacían su trabajo, se sintió apoyado por aquella persona que estaba frente a él, por primera vez. Entonces se fue a casa, con una preocupación menos.
Cuando llego a su casa aun no se sabía nada de Francisca, su madre, tratando de parecer natural le pregunto como le había ido, y sonrío al escuchar la respuesta de Alejandro. Era una sonrisa extraña, más bien forzada. Alejandro no sabia si interpretarlo como alivio o como tristeza. Tal vez eran ambas cosas a la vez.
Entre los tres sirvieron la comida, mantuvieron el silencio en la mesa, y apenas probaron bocado.
- Creo que ahora la van a buscar en el cerro – dice el padre, mientras ordenaban las cosas.
- ¿El que esta atrás del gimnasio? – Pregunta la madre - ¿tan lejos?
- Si, ellos creen que quizás fue a jugar ahí y se perdió – justifica el padre
- Pero ella jamás ha ido sola – Alega Alejandro – Además, no pudo llegar ahí en tan poco tiempo -
- pero es una de las mejores opciones que tenemos – quizás la única que nos de una esperanza de que no est…-
- Entonces ayudare – interrumpió Alejandro, no quería escuchar esa palabra…
- es mejor que no molestemos – dice la madre
- pero yo la conozco, yo se que lugares le gustan – rebate Alejandro
- esta bien, todos iremos – acepta el padre
Partieron de inmediato a la comisaría. Desde ahí los llevaron al centro de la búsqueda. Notaron que aun a esa hora había reporteros buscando algo de información, pero no querían hablar, así que los ignoraron. A Alejandro y su padre les entregaron una linterna y una radio, la madre mientras tanto debía esperar en el auto. El jefe de la policía entrego las rutas que cada uno debía seguir, basado en las explicaciones de Alejandro, y todos partieron en parejas.
Alejandro iba con su padre, se internaron en el boque que rodeaba el cerro, pero era duro, estaba nublado, lo que hacia que la oscuridad fuera mas intensa, después de unas horas comenzó a llover, no les importo, solo pensaban en encontrar a Francisca lo antes posible, caminaron y caminaron. Solo veían árboles, arbustos y rocas, más de alguna vez se les atravesó un pequeño animal pero no encontraban señales de la pequeña. La lluvia y el viento no les eran de ayuda, por una parte producía demasiado ruido, y por otra les era difícil caminar ente el barro. Después de dos horas las ropas mojadas les otorgaba tal frío que les era difícil moverse, aun así continuaron. Las horas pasaban, de vez en cuanto hablaban por radio, pero sin obtener ninguna buena noticia. La lluvia se intensifico, y decidieron tomar un pequeño descanso, el cuerpo les pesaba, y la las gotas de lluvia no permitían notar las lagrimas de ambos ante la decepción de no encontrar ninguna pista, rápidamente continuaron la búsqueda, no les preocupaba ni el dolor, ni las ropas estropeadas.
Entre tanto ruido creyeron escuchar un ladrido a lo lejos, siguieron aquel sonido y encontraron a Bambi, y a su lado completamente empapada se hallaba Francisca, estaba desmayada. No podían creerlo, Alejandro la tomo en brazo, estaba demasiado fría, y volvieron, mientras su padre aviso por radio y todos fueron ahí enseguida, con cosas para abrigar a la niña.
Su madre estaba al lado de su auto, se notaba ansiosa, mas aun al ver a su hija en ese estado, abrazo a su marido mientras observaba que en cosa de minutos la acomodaron y la subieron a la ambulancia.
- Debes acompañarla – señala el padre
- pero ¿y ustedes? – pregunta la madre
- Te seguiremos en el auto – Responde Alejandro
La madre se sube a la ambulancia, sin titubear y le toma la mano a su hija.
Por otra parte Alejandro estaba notablemente mas tranquilo, ya la habían encontrado, y tenia fe en que Francisca estaría bien. A su lado Bambi coloco su cabeza en su pierna, buscando cariño, Alejandro la acaricio. Su padre en el volante mantenía el silencio.
Ninguno se dio cuenta como llegaron al hospital. En la sala de espera estaban los tres inquietos. La madre estaba sentada con las manos en la cabeza, por su parte el padre caminaba de un lado a otro reclamando para si que ningún medico daba alguna información, mientras Alejandro acariciaba a Bambi como una manera de mantenerse tranquilo. En eso sale el doctor. Los tres de inmediato se dirigen a el
- ¿Cómo esta? – preguntan los tres simultáneamente
- Débil – responde el doctor - Tiene una neumonía demasiado fuerte a causa de la noche que paso a la deriva y a la lluvia, por suerte estaba con la perrita quien le otorgo calor suficiente para no haber fallecido – los tres miraron a Bambi con expresión de agradecimientos – Debido a la falta de alimentación que la debilito esta en estado crítico. Por ahora trataremos de hacer lo mejor posible para estabilizarla – sin decir mas el doctor se marcho

Estaba escribiendo rápidamente, sin preocuparse del tiempo, las palabras, los símbolos, letras y números fluían cada vez más rápido en su cabeza. La velocidad con que escribía frenaba sus ideas. A su alrededor se escuchaban los pasos de personas que pasaba por los pasillos y los documentos que revisaba su profesor. En menos de dos horas había terminado, entrego el examen satisfactoriamente, le agradeció a su profesor la comprensión, el cual respondió con una amplia sonrisa, antes de cerrar la puerta, observo la oficina con cariño. Jamás olvidaría aquel apoyo recibido y se prometió jamás pensar mal de alguien sin conocerlo.
Al salir de la facultad lo esperaban Javier, su padre, su madre, Francisca y Bambi. Como había prometido su padre irían de picnic.

21 enero 2010

Mil lagrimas y una gota dolor


Aun antes sus ojos llenos de lágrimas, Paúl seguía con aquel repugnante instinto. Tomo la mano de Rocío y la acerco sutilmente. Sus manos la acariciaban con morbosidad mientras la resignación se apoderaba de ella. Su corazón quebrantado cientos de veces reprimía su anhelo de imponerse y negarse a aquellas situaciones. La empujo a la cama, ella cerró sus ojos, ya no tenía orgullo, ni siquiera dignidad, ya no le quedaba nada.
En el cuarto contiguo su hermana gemela, Liliana, lloraba al escuchar los sollozos de Rocío mezclados con los gemidos de aquel ser despreciable. Sabía que después seguiría ella. Tapo sus oídos con la almohada, queriendo desaparecer de aquel lugar, pues cada sonido producido por la escena era una puñalada en su corazón.
Después de cuarenta minutos solo se sentían los sollozos de Rocío. Paúl entro a la habitación donde se encontraba Liliana y le dijo con voz prepotente “Quiero comer”. Liliana se dirigió a la cocina. Tratando de hacer todo lo mejor posible, cocino. No quería pensar que ocurriría si cometía algún error y así cocino mientras diversas imágenes rondaban su mente.
Luego de servir la comida fue a ver Rocío. Estaba en la cama, llorando, aun desnuda, Liliana la abrazo y le dijo “te prometo que saldremos de esto, te lo prometo”, sintiendo la calidez de aquellas palabras y aquel abrazo ambas se quedaron así.
Tres horas pasaron, cuando llego Mariana cansada del trabajo, Las gemelas fuera a atender a su madre, que fatigada se tiro sobre la cama.
- ¿Dónde esta Paúl? – pregunta la madre
- En la tina – responde Liliana abatida
- Esta de pésimo carácter, y además borracho – añade Rocío con una mirada ausente, Mariana comprendió de inmediato, abrazó a su hija llorando y le dice – Lamento que debas pasar por esto - mira a Liliana – que deban pasar por esto, si tan solo tuviésemos un lugar donde vivir, todo seria distinto – las tres se abrazaron con pesar. En eso entra Paúl.
- ¡donde estabas! ¡Acaso son estas hora de llegar a tu casa! ¡Eres una suelta! –
Le grita a mariana mientras le agarra del brazo, la arroja al suelo y comienza a azotarla. Las gemelas con desesperación se abalanzan contra el con el fin de defender su madre, pero el las empuja con tanta fuerza y descontrol que se golpean contra la pared, quedando inconciente, al igual que su madre.

- Buenos días mis niñas – Les dice la profesora Angélica a las gemelas, para ellas este era el único lugar donde se sentían a gusto, sin los constantes gritos y malos tratos de su padrastro.
Los persistentes desmayos y mareos de Liliana, llamaron la atención de la enfermera de la escuela. Era bastante común que una gemela fuera más débil que las otras. Pero era mejor estar segura.
En la enfermería, Rocío escuchaba los susurros de Angélica y la enfermera al otro lado de las cortinas. Tenía tomada la mano de su hermana, sabia que algo no andaba bien. Había un silencio inquietante a su entorno, después de varios minutos solo se escuchaba una ambulancia a lo lejos, luego muchos pasos a su alrededor, gente que entraba y salía, la voz del rector y de algunos inspectores hablaban en susurros, extrañamente sintió la sirena se escuchaba en el patio, debía ser su imaginación. Entre tanto ingresa la enfermera con dos médicos y una camilla, Rocío no entendía nada, solo estaba ahí, en una esquina, viendo como trasladaban a su hermana de camilla, y se la llevaban en la ambulancia. Rocío siguió todo el procedimiento, hasta quedar en la entrada del patio de la escuela.
- Es mejor que vallamos a clases, no podemos hacer mas – le dijo Angélica, tomando el brazo de Rocío con dulzura.
Las horas de clases parecíame interminables, Rocío constantemente imaginaba a Liliana conectada a suero, aun inconciente, aquellas imágenes la mantenían intranquila. Sentía miedo, ¿y si ella no volvía? No, eso era imposible, solo había tenido un desmayo más, pasaría lo de siempre; La examinarían y la traerían de vuelta. Entonces ¿Por qué se la había llevado la ambulancia? La enfermera no había explicado nada, esto había sido tan repentino. Si, debía de ser algo mas grave, esa era una explicación lógica. No, quizás solo se habían equivocado, eso debió ser ¿Y si no? ¿Qué ocurriría?
Habían pasado alrededor de cuatro horas, y no se sabía nada de Liliana. Rocío no conseguía detener los pensamientos en su mente, y continuaba así, sin poner atención a las clases. Daba igual, no era relevante.
Estaba en medio de la clase de Historia cuando la llama el inspector de piso, la guía a la rectoría. En su interior estaban su profesora Angélica, el rector, la enfermera y dos señoras que no conocía. Algo debió suceder.
- ¿Le paso algo a Liliana? – dice Rocío asustada
- No, ella esta bien – responde el rector, Rocío noto que tenia una mirada de preocupación, eso la tenia incomoda, pues entendía que algo no estaba bien – pero adelante, siéntese - le señala el sillón a un lado de la oficina - Quiero hablar algo contigo – agrega, Rocío temerosa se sienta, las ideas es su mente aumentaban considerablemente, deseaba que le explicaran todo de una vez – Quiero presentarte a Belén, ella es Psicóloga y a Javiera ella es doctora del hospital donde estaba tu hermana… -
- ¿Pero no estaba bien? – interrumpe aterrada Rocío
- Tranquila, ella esta bien, ahora esta descansando – Explica Javiera
- Nosotros queríamos hablarte de otra cosa – Añade el Rector, Rocío mira entre desconcertada y confusa.
- Queremos saber… ¿Qué es lo que ocurre en tu hogar? – Pregunta Belén
La mirada de duda de Rocío cambia drásticamente a terror. Mantiene el silencio por treinta segundos
- Esto… Yo… Nada… Es que… Hamm... ¿Por qué preguntan? – dice Rocío casi balbuceando.
- Mientras examinábamos a Liliana notamos contusiones leves y marcas que son claros signos de Maltrato – Señala Javiera, Rocío mantiene la vista en el suelo

- ¡LE VOY A DECIR A MI PAPA DE ESTO! – gritaba Rocío, mientras lo golpeaba.
- Le dices y mato a tu madre y hermana – amenaza Paúl con una sonrisa de victoria – Así que atrévete y veras quien sale perdiendo, así que ahora sigue en lo que estabas pendeja – y le arranca la blusa de un tirón.

-… Además notamos… - Rocío levanta la vista hacia la doctora, mirándola con expresión de suplica, pues no quiere escucharlo –…signos de violación - una lagrima recorre el rostro de rocío, ¿Por qué lo habrá dicho? ¿Por qué se metían en algo que no eran capaces de entender? ¿Qué sucedería ahora? – Y queremos saber que es lo que ocurre -
- No pasa nada – Rebate rocío llorando, sin convencimiento – no es algo en lo que deban inmiscuirse -
- Rocío – dice Belén – Le hicimos unos exámenes a tu hermana, y esta embarazada, tiene tres meses, y dadas las circunstancias, sabemos que no fue algo que ella decidiera, y francamente es muy difícil que una niña de doce años tome una decisión así.
- Embarazada – repite rocío para si misma – No… ¿Como?… Eso… -
- Queremos que esto se detenga - dice Angélica - Queremos ayudarlas… -
- Entonces no se metan – interrumpe Rocío, aunque en su corazón esperaba que todo eso terminara, dudaba que eso ocurriría algún día, estaba totalmente resignada – No lo entenderán –
- por que no nos dejas intentarlo – Añade el rector
Después de una hora Rocío se da por vencido, les expone lo que han vivido, Todos impactados escuchan atentamente. Luego de explicaciones y preguntas, se encontraba Rocío llorando en brazos de angélica cuando entra Liliana, su expresión reflejaba que también había llorado, las gemelas se abrazan. El rector preocupado llama al trabajo de Mariana y le pide una entrevista urgente con esta.
Mientras tanto Rocío le cuenta haber revelado todo, a Liliana le gana el pánico
- ¡Como pudiste! – grita Rocío, todos la observan, pero ella no se a cuenta – ¡Que crees que va a pasar ahora! ¡Tú sabes bien que nos va a hacer!... No quiero ni pensarlo.
- tranquila - le dice mientras la abraza – confiemos por primera vez que esto saldrá bien -
Pero se notaba la preocupación de Rocío en sus ojos, ambas estaban asustadas por lo que sucedería.
Pasan los minutos, uno tras otro, la espera y el silencio las impacienta cada vez más. Nadie sabía que decir. Finalmente llega mariana, ve a la gemelas y les dice que estén tranquilas, ella va a hablar con el rector y entre todos van a solucionar el problemas, que ya la han ayudado bastante y que las ama demasiado. Entra a la oficina del rector, junto con Javiera y Belén.
En la oficina El rector expone lo dicho por Rocío, la madre llora atónita, sabia de los maltratos y golpes de Paúl, pero jamás imagino una violación, quedó aun más impactada al escuchar que Liliana esta embarazada. No podía creerlo que estaba pasando, ella siempre vio a Paúl como un mal hombre, pero nunca a ese extremo, nunca creyó que tenia una mente tan pervertida. Mariana expone su parte, el temor que les causaba Paúl, las constantes golpizas y amenazas que le proporcionaba. Que ella se justificaba ante sus hijas con que no tenían casa, por temor a que este les hiciera algo peor, sin saber que lo peor estaba pasando. Conversaron largamente, buscando la manera adecuada de arreglar la situación.
Cuando todos salieron de la oficina, las gemelas estaban mas tranquilas, las clases habían concluido, y sus compañeros se habían ido.
- Vamos niñas – dice mariana
- ¿Qué paso? – Pregunta Liliana
- Nos vamos a la casa – responde Mariana, las gemelas se ponen pálidas ante la respuesta de su madre, en un segundo toda su esperanza fue echa añico por las palabras de su madre, no era lo que esperaban – Pues debemos buscar nuestras cosas – se justifica a causa de la expresión de sus hijas, las que cambiaron de expresión a confundidas - arrendaremos un departamento, ya hablamos con los dueños, Revisamos los gastos, arreglando todo con el rector, así que tranquilas. Ahora vamos a buscar nuestras cosas a la casa, nos acompañara Angélica y Belén, en caso de cualquier problema.
Las niñas estaban contenta con esta noticia, todos sus miedos se habían esfumados, ahora serian felices. Partieron en el vehiculo de Belén, entre bromas y risas llegaron a la casa. En la puerta se encontraba afirmado Paúl, con la mirada perdida, notablemente drogado. En eso ve que las gemelas bajan del auto, la ira toma posesión de el una vez mas. En un instante llega al lado de Rocío y le jala del cabello gritándole “¿donde estaban sueltas? ¿Por qué se suben al auto de cualquiera?”, en eso baja Angélica y lo empuja, entre el caos se escuchaban cosas como “suéltala”, “no te metas”, “detente”, “ten cuidado”, “no sabes con quien habla”, etc. Entre tanto Mariana, Liliana y Rocío entran a la casa, Angélica y Belén las siguen, ayudando a guardar sus cosas. Paúl también había ingresado a la casa, continuaba gritando, tirando cosas por todas partes. Al comienzo Angélica lo enfrento, pero luego, al igual que las demás lo ignoraron, lo que lo hizo enojar aun más. Entre todas almacenaban ropa y cosas personales en bolsas y mochilas, Belén y Angélica guardaban las cosas en el auto con toda rapidez, en cosa de segundos de haber salido de la casa se escucho un disparo, seguido de un grito de Liliana, Ambas dejaron caer las cosas y corrieron con rapidez, en el transcurso de ese tiempo se escucharon dos disparos mas, y luego otros tres, cuando entraron al cuarto de Liliana vieron a la madre y sus dos hijas tiradas en el suelo, llena de sangre. Paúl al lado de la puerta con el arma en las manos, era demasiado tarde para hacer algo.